Una de las preguntas que más surge entre los pacientes antes de someterse a un trasplante es si existe el riesgo de rechazo del injerto capilar. Y lo cierto es que, ya sea a través de la técnica FUE o FUSS, no existe este riesgo en este tipo de procedimientos al tratarse de una donación autóloga (tejidos de la propia persona).
La realidad acerca del rechazo de injerto capilar
El rechazo durante los procesos de trasplantes capilares es algo inusual debido a que es un trasplante autólogo o autotrasplante, ya que tanto donante como receptor son la misma persona.
El procedimiento consiste en extraer los folículos pilosos de la zona donante del paciente para posteriormente introducirlos en la zona receptora. Las zonas donantes del cuero cabelludo suelen ser el área occipital y lateral de la cabeza, que son aquellas en las que la genética y las hormonas no influyen, por lo que no suelen presentar alopecia. La zona receptora, en cambio, es donde la hormona DHT puede estar más presente y causar una caída del cabello. En este sentido, que el cabello pase de una zona a otra del cuerpo no importa, ya que el cuerpo sigue identificando los folículos trasplantados como algo propio.
Un trasplante capilar siempre se realiza con el cabello del mismo paciente precisamente para prevenir el rechazo. En algunos casos, los folículos pueden extraerse de otras zonas del cuerpo, como la barba, pero siempre ha de ser de la misma persona. En caso contrario, las probabilidades del rechazo del nuevo cabello se dispararían y gran parte de las intervenciones de trasplante capilar fracasarían.
Por ello, la seguridad en este sentido es de un 100%. Sin embargo, sí es cierto que el éxito total del trasplante capilar radica en la profesionalidad del médico cirujano al tratarse de una intervención minuciosa y precisa, y también depende del cuidado que tenga el propio paciente sobre su cuero cabelludo los días siguientes a la operación.
La importancia del cuidado postoperatorio
Gran parte del éxito de la intervención dependen en gran medida del cuidado y la higiene que mantenga el paciente después del trasplante. Es importante que los tres primeros días después de la cirugía se hidrate bien la zona y no se toque en exceso, a partir del cuarto día, y siempre bajo las recomendaciones del médico especialista, ya es posible lavar el cabello con la ayuda de una esponja y jabón pH neutro.
Durante el primer mes, es recomendable dormir boca arriba y ligeramente incorporado para no rozar demasiado el cuero cabelludo y no dañar los folículos trasplantados. Es completamente normal que durante el primer período aparezcan costras y que caiga el cabello trasplantado. Aún no es el definitivo, el ciclo de crecimiento del cabello comienza a funcionar con regularidad tras estas caídas de pelo.
Además de todas estas precauciones, hasta el décimo día no es recomendable practicar deporte con regularidad, evitando siempre el uso de cascos o gorras ceñidas a la cabeza. Siguiendo todas estas recomendaciones y siempre bajo la supervisión del médico especializado, el éxito del trasplante capilar está prácticamente asegurado.
Tratamientos tras el injerto capilar
Existen otro tipo de tratamientos complementarios al trasplante capilar, ya que en algunos casos no se consigue la densidad o la cantidad de cabello deseada. En estas situaciones, se puede recurrir al PRP o Plasma Rico en Plaquetas.
Tal y como su nombre indica, consiste en extraer el plasma de la propia sangre del paciente para después introducirla en el cuero cabelludo a través de microinyecciones. Gracias a este plasma, se aumenta la vascularización del folículo piloso, algo que mejora la circulación de la sangre y la producción de colágeno, elastina y ácido hialurónico.
Son sesiones de varios minutos, y el número de sesiones varía según cada caso, aunque lo más recomendable es realizarlo unas tres veces al año hasta conseguir la densidad capilar deseada. Además, el uso de este tratamiento siempre ha de estar indicado por el cirujano capilar, siguiendo sus recomendaciones.
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